martes, 11 de noviembre de 2025

Premio L´Oréal- UNESCO 2025 para la científica que desarrolló un método de vanguardia para que las plantas resistan a las olas de calor

 

Premio L´Oréal- UNESCO 2025 para la científica que desarrolló un método de vanguardia para que las plantas resistan a las olas de calor

Se trata de Gabriela Pagnussat, investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB)

Las olas de calor acechan a los cultivos en todo el mundo. 

Mientras la temperatura media global aumenta cada año, la científica del CONICET Gabriela Pagnussat encontró una manera de que las plantas no mueran frente al estrés por calor. 

Diseñó, junto a su equipo de trabajo en el Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB, CONICET-UNMDP), un camino para modificar sus genes y dotarlas de “memoria del estrés térmico”, lo que significa que estas plantas nacen aclimatadas a las altas temperaturas. 

Por su descubrimiento, que promete ser una solución biotecnológica al problema mundial de la pérdida del rendimiento en las cosechas, recibió el Premio L´oréal-UNESCO 2025 “Por las mujeres en la ciencia” en colaboración con CONICET, lo que le permitirá dar el próximo paso en su investigación y validar en desarrollo en plantas de arroz y de soja.

“En el mundo, por cada grado de incremento de temperatura media global se pierde entre el tres y el diez por ciento de la producción, lo que significa más de cuarenta mil millones de dólares de pérdidas de manera directa cada año y otros sesenta de manera indirecta”, asegura la científica de 53 años que acaba de ser premiada por su proyecto, que se titula 

“Hacia cultivos resistentes a las olas de calor: Activación del factor de splicing SWAP mediante tecnología CRISPR-dCAS9”. 

El proyecto consiste en desarrollar líneas de plantas con capacidad para tolerar estrés por altas temperaturas que en un futuro puedan extrapolarse a cultivos agronómicos de alto valor, para mejorar su adaptación a eventos de calor extremo y su productividad. 

“Encontrar los mecanismos moleculares de respuesta al calor –dice Pagnussat- nos va a permitir brindar herramientas biotecnológicas para que los cultivos del futuro sean más sustentables”.

Si bien en el mundo varios grupos de investigación y empresas multinacionales están enfocadas en resolver el problema de la tolerancia de las plantas al calor desde hace años, el grupo de trabajo de Pagnussat está a la vanguardia de ese  campo de estudio: 

“Hace unos años, nuestro grupo descubrió el mecanismo por el cual las plantas mueren por calor, y vimos que si frenábamos ese mecanismo, las plantas se hacían resistentes al calor sin necesidad de echar mano a la ´termotolerancia adquirida´, que es cuando las plantas se aclimatan previamente para tolerar períodos de calor extremo. 

Es decir que descubrimos cómo las plantas pueden tolerar las olas de calor sin necesidad de aclimatación previa”, dice Pagnussat.

A la vanguardia

El momento bisagra en el camino de Pagnussat hacia el diseño de plantas resistentes al calor ocurrió en el año 2012, durante un congreso al que la científica asistió en Washington DC. 

Allí conoció a un colega de la Universidad de Columbia que acababa de describir un nuevo mecanismo a través del cual las células tumorales mueren en los seres humanos. 

A Pagnussat se le ocurrió traspolar el descubrimiento de las células tumorales en seres humanos hacia las plantas. 

Ya de regreso a su laboratorio, junto a sus colegas del CONICET Ayelén Distéfano y Victoria Martin, sometió a un grupo de plantas en las que había inhibido el mismo camino de muerte celular que había descripto su colega de la Universidad de Columbia, a una temperatura de 55 grados centígrados, y dejó otro grupo de plantas sin tratar. 

Encerradas en el laboratorio frente a su experimento, comenzaron a ver que las plantas tratadas sobrevivían, y las que no habían sido tratadas, morían. 

“´No puede ser´, decíamos con Victoria y Ayelén, y lo repetíamos una y otra vez y siempre nos daba igual. 

Si sometíamos a las plantas a otro factor de estrés, como la sequía, no funcionaba: las plantas se morían. 

Ahí nos dimos cuenta que estábamos frente a algo muy diferente”, recuerda la científica, “algo que nos permitía actuar puntualmente contra el calor”.

El mecanismo que lograron inhibir se llama “ferroptosis”: un proceso de muerte celular que depende del hierro, y se dispara específicamente por calor. 

Ese descubrimiento lo publicaron en el año 2017 en un paper que fue portada de la revista Journal of Cell Biology. 

“A partir de este descubrimiento empezamos a ver que en otras especies ocurría lo mismo, de hecho hay grupos que reportaron un mecanismo similar en otras especies, y también vimos que ocurre en algas unicelulares, y en bacterias fotosintéticas, es decir que es un mecanismo muy conservado. 

Eso nos dio la pauta de que se podía replicar teóricamente en cualquier planta. 

En cualquier cultivo nosotros podríamos detener este mecanismo de muerte celular y obtener plantas resistentes a las altas temperaturas”, señala la científica laureada.

Para frenar la ferroptosis, la científica llegó a SWAP: un gen que participa en un mecanismo molecular que se llama Splicing y que aparece cuando se inhibe la muerte celular que es afectada por el calor en las plantas. 

Al activar “SWAP le conferimos a las plantas como una ´memoria del estrés térmico´. 

Al modificar la transcripción de SWAP, lo que nosotros modificamos es esa memoria”. 

Para “prender” SWAP, es decir que estas plantas tengan este mecanismo encendido sin un estrés o una preaclimatación, utilizaron una tecnología para modificar genes llamada CRISPR-dCAS9. 

“Sería como implantarles una memoria artificial: transformamos a todas las plantas en plantas que recuerdan un calor que nunca antes vivieron. 

Eso las hace nacer preparadas para las altas temperaturas”, indica Pagnussat. 

“En lenguaje científico, esa es la gran hipótesis de nuestro proyecto: que si nosotros tenemos prendido SWAP, aun cuando las plantas no estén sometidas a ningún tipo de estrés, estamos preparando a esta planta para cuando venga una ola de calor”, detalla.

Y subraya: “El hecho de que este mecanismo solamente responda al calor es además una ventaja. 

Sabemos que si modificamos genéticamente la planta para que subsista al calor, no vamos a afectar otras funciones de la planta, su desarrollo o crecimiento. 

Este descubrimiento nos posiciona en un lugar clave para una innovación tecnológica. 

Obtenemos plantas que ya desde la semilla tienen ese gen SWAP activado, es decir, una planta preparada para soportas las altas temperaturas todo el tiempo, aunque no haya sido aclimatada”, dice Pagnussat, que creó recientemente la Empresa de Base Tecnológica llamada Thermoreleaf, para continuar el camino hacia la creación de plantas resistentes al calor.

Un mundo fascinante

La vocación científica de Pagnussat comenzó en el colegio secundario, “a partir de un taller de genética que tuve en el colegio, que me fascinó y dije ´yo quiero estudiar Biología´”, recuerda. 

Lo que no se imaginaba era la atracción que le iban a causar puntualmente las plantas. 

“En mi doctorado comencé a estudiar las plantas y me fascinó descubrir su resiliencia, la plasticidad que tienen. 

Las plantas no son como los animales, que pueden escapar ante una situación de estrés. 

Están expuestas a ambientes muchas veces de manera terrible y sin embargo crecen, se desarrollan, sobreviven. 

Necesitan adaptarse en el lugar en el que están, por eso han desarrollado durante su camino evolutivo estrategias a nivel bioquímico y molecular que les permiten sobrevivir a agresiones del ambiente, tanto biológicas como físicas, que hace que tengan esa plasticidad y esos mecanismos múltiples de los cuales nosotros tenemos tanto que aprender”, señala la científica.

Para realizar su posdoctorado, Pagnussat se trasladó a la Universidad de California, en Davis, y regresó al país en 2009, gracias al programa de repatriación de científicos. 

Desarrolló su línea de estudio en plantas en el IIB, en biología reproductiva de las plantas y también en el estudio de sus respuestas moleculares al ambiente, lo que derivó en que descubriera el proceso de muerte celular programada de las plantas en respuesta al calor y comience el proyecto por el que acaba de ser premiada.

“El premio L´oréal para mí siempre fue muy relevante. 

Es un gran honor recibirlo, porque sé el talento que tienen en Argentina las científicas y la competencia que existe en el país”, dice Pagnussat, que se enteró de que había ganado un premio justo antes de entrar a un zoom de trabajo, sola en su oficina. 

Le tomó un rato salir del shock y comunicarle la noticia a sus seres queridos. 

“Ser mujer y científica a veces es un poco duro, pero creo que siempre en la vida es más fácil cuando tenés el equipo adecuado”, reflexiona. 

“En mi caso, siempre me rodeé de colegas o jefes que fueron una gran red de apoyo. 

Tengo un esposo científico que es un gran compañero y tres hijos, me fui al exterior por mi carrera, viajo, y en mi caso siento que ser mamá me hizo mucho más eficiente en mi trabajo”.

Para Pagnussat, recibir este reconocimiento ahora “es una emoción, porque no podía llegar en un mejor momento: necesitamos esta visibilidad para lograr apoyo público y privado para nuestro proyecto para seguir adelante. 

Este premio nos abre una puerta enorme para corroborar los alcances de esta nueva tecnología tan prometedora no solo para nosotros, sino para la industria agropecuaria global 

Necesitamos visibilizar cómo un proyecto de investigación básica puede ser la llave de la innovación. Porque la innovación se basa en el descubrimiento”, asegura. 

Y cierra: “Mi sueño a futuro es que lo que descubrimos se aplique en todos los cultivos que sufren olas de calor, en vid, tomate, trigo, cultivos intensivos y extensivos, y logre resolver el problema de las pérdidas de cultivo por esta exposición a temperaturas extremas. 

Estaríamos dando una solución desde la ciencia a una amenaza a la seguridad alimentaria global”.

Por Cintia Kemelmajer

CONICET

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viernes, 28 de marzo de 2025

Concurso IB50K Convocatoria para la 15° edición

 

Comenzó la convocatoria para la 15° edición del concurso IB50K

La iniciativa, organizada por el Instituto Balseiro, apunta a promover proyectos de jóvenes emprendedores del campo científico-tecnológico. Este año se otorgarán U$S 50.000 a los proyectos ganadores.

La nueva edición del IB50K, el certamen que premia planes de negocio de base tecnológica, fue lanzada a través de las redes sociales del Instituto Balseiro (IB), dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo).

Este año el Balseiro celebra su 70° aniversario, por lo que el lanzamiento del concurso se realizó en un marco de festejo. 

Además de informar las fechas clave, bases y condiciones del certamen, se compartieron experiencias a través de videos de quienes ya participaron en ediciones anteriores del IB50K.

La convocatoria invita a tecnoemprendedores de todo el país a presentar planes de negocios para empresas de base tecnológica

El objetivo es promover la capacidad emprendedora de estudiantes y jóvenes profesionales de las universidades argentinas, fomentar la creación y desarrollo de empresas de innovación tecnológica e impulsar el crecimiento tecnológico-industrial del país.

“El Balseiro es una institución académica y científica fundamental para la Argentina, que produce todo tipo de innovaciones. 

En la CNEA y en la UNCuyo entendimos hace algunos años que es muy importante no quedarnos en el conocimiento básico, sino dar un paso más: generar empresas de base tecnológica y productos innovadores que mejoren la calidad de vida de todos los argentinos. 

Para esto se creó el concurso IB50K, que está cumpliendo 15 años y se encuentra abierto a todos los estudiantes y jóvenes profesionales de todo el país. 

Así que los invito a participar”, convocó el presidente de la CNEA, el Dr. Ing. Germán Guido Lavalle.

Como en todas sus ediciones, el concurso IB50K repartirá más de 50 mil dólares en premios, aportados por instituciones y empresas privadas. 

El monto será distribuido entre los equipos ganadores, según la selección que realizará el jurado del certamen.

Los detalles del concurso

La inscripción al IB50K estará abierta hasta el viernes 4 de julio. 

Los proyectos pueden pertenecer a diferentes áreas temáticas, como inteligencia artificialsaludenergíabiotecnologíaarte y músicarobótica, telecomunicaciones y tecnología de la información, entre otras, sin que esto sea una limitación para presentar proyectos. 

Además, se entregarán premios especiales en determinadas áreas.

Según los organizadores, la participación de los jóvenes es el principal eje del concurso, por eso el 50% del equipo debe estar conformado por postulantes no mayores de 40 años, que sean estudiantes regulares y/o profesionales graduados de institutos terciarios o universidades de la Argentina en las áreas de ciencias aplicadas, básicas y de la salud.

Luego del cierre de las inscripciones, habrá una etapa de evaluación de los proyectos inscriptos. A principios de agosto, se anunciará el listado de finalistas y en los siguientes meses se realizarán diferentes actividades con esos equipos. 

La jornada de presentación final de los planes de negocios y la ceremonia de premiación se realizarán el 25 y el 26 de septiembre, respectivamente, en la ciudad de Bariloche.

El concurso IB50K es una iniciativa coordinada por la Secretaría de Vinculación e Innovación del Instituto Balseiro (CNEA-UNCuyo). 

Con 14 ediciones ya realizadas, este certamen ha sido declarado de interés por el Senado de la Nación, la Legislatura de Río Negro y el Municipio de San Carlos de Bariloche.

Para información sobre las bases y condiciones, consultar la web del Instituto Balseiro.

CNEA

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jueves, 12 de septiembre de 2024

Semillas envejecidas Revelan el rol clave de una enzima en la germinación y la recuperación

 

 Semilla normal de A. thaliana bajo microscopio confocal. Créditos: gentileza investigadores.

Revelan el rol clave de una enzima en la germinación y la recuperación de semillas envejecidas

El estudio de un equipo del CONICET describe por primera vez la actividad de la proteína MBD4L en la reparación de los daños genéticos que sufren las semillas al ser almacenadas. 

La investigación representa un valioso aporte a futuros desarrollos biotecnológicos para la agricultura.

Especialistas del CONICET describieron por primera vez la función clave de una enzima de reparación del ADN, llamada MBD4L, en la germinación de las semillas y en evitar su envejecimiento durante el almacenamiento. 

Sus hallazgos, publicados recientemente en la revista The Plant Journal, abren nuevas perspectivas sobre la importancia de esta enzima en las primeras etapas de vida de las plantas y podrían tener significativas aplicaciones en la agricultura y la biotecnología.

“El envejecimiento de las semillas es un proceso que lleva a la acumulación de daños en sus moléculas y su genoma. 

Constituye un problema, porque las semillas envejecidas tienen menor viabilidad y vigor, lo que puede resultar en cosechas menos productivas. 

Si bien el envejecimiento ocurre de forma natural, también puede ser exacerbado por ciertas condiciones climáticas, como una alta humedad relativa y temperaturas extremas”, explica Ignacio Lescano López, investigador del CONICET en la Unidad de Estudios Agropecuarios (UDEA, CONICET-INTA) y primer autor del trabajo.

María Elena Álvarez e Ignacio Lescano López. Créditos: gentileza investigadores.

Ya se sabe que estas mutaciones en el genoma deben repararse antes de la germinación, para que no se transmitan a la siguiente generación y puedan perjudicar el crecimiento y sobrevida de la planta. 

“En este estudio, verificamos que MBD4L es necesaria para activar un mecanismo que remueve los errores acumulados en el ADN, denominado sistema de reparación por escisión de bases (BER). 

Vimos que la actividad de la enzima ocurre durante la imbibición, que es el proceso de toma de agua de la semilla en momentos previos a la germinación. 

Con la imbibición, se empieza a activar el metabolismo de la semilla, así como estos sistemas de reparación del ADN”, destaca Lescano.

Para investigar los efectos de MBD4L en la germinación, los científicos utilizaron semillas de una planta modelo, Arabidopsis thaliana, con distintos niveles de la enzima. 

Por un lado, demostraron que las semillas mutantes que no producen la enzima sufren un retardo en la germinación y tienen menor viabilidad, luego de ser almacenadas por un año. 

A su vez, obtuvieron líneas transgénicas que producen más copias de MBD4L y observaron que sus semillas presentan una mejor respuesta de la reparación y una germinación más rápida. 

“Al ver las dos caras de la misma moneda, la falta y el exceso de la enzima, se confirma su función en las plantas”, comenta María Elena Álvarez, investigadora del CONICET en el Centro de Investigaciones en Química Biológica de Córdoba (CIQUIBIC, CONICET-UNC) y directora del equipo.

Según los autores, estos hallazgos podrían tener gran relevancia para el desarrollo de herramientas biotecnológicas que propicien la viabilidad de semillas y las vuelvan más resistentes al envejecimiento. 

“En 2022, presentamos nuestros resultados en un congreso internacional sobre respuestas moleculares en plantas frente al cambio climático y recibimos buenas repercusiones. 

En el contexto actual de cambio global, uno de los problemas es el aumento de la temperatura en los lugares donde se conservan las semillas. 

Por eso, es crucial encontrar maneras de mantener y mejorar la calidad de las semillas almacenadas para garantizar una producción agrícola sostenible”, afirma Lescano.

Izq. a der.: Ignacio Lescano López, José R. Torres, Nicolás Cecchini y María Elena Álvarez. Créditos: gentileza investigadores.

La investigación básica germina con el esfuerzo sostenido

Aunque desde hace tiempo se conoce la función de esta enzima de reparación genética en mamíferos, su equivalente en plantas ha sido menos investigado. 

El equipo dirigido por María Elena Álvarez tiene una trayectoria de diez años en el estudio de la actividad de MBD4L en Arabidopsis thaliana.

“Varios becarios han transitado por esta línea de investigación, aportando distintos conocimientos sobre la enzima. 

Nuestro interés es conocer sus efectos en diferentes condiciones en las que la planta está sometida a estrés. 

En una investigación previa mostramos por primera vez, mediante experimentos in vivo, que la enzima se activa en las plantas frente al daño generado por agentes genotóxicos. 

Luego, en el presente trabajo, buscamos detectar la actividad de MBD4L en alguna etapa de la vida de la planta, en condiciones fisiológicas. 

Así, elegimos la semilla como modelo para estudiar la reparación de las lesiones que se producen en el ADN durante el tiempo en que está conservada en estado de dormancia”, relata la científica.

De la investigación publicada este año en The Plant Journal también participaron José R. Torres, actualmente becario postdoctoral del CONICET en el Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA , CONICET-UBA), y Nicolás Cecchini, investigador del CONICET en el CIQUIBIC.

“Estamos abiertos a colaborar con expertos del área aplicada y de la biotecnología que tengan interés en el tema. 

Contamos con muchas herramientas para monitorear la actividad de la enzima y saber si está activa o no, sabemos dónde y cómo estudiarla y aunque aún no tenemos modelos de plantas de interés agronómico, estamos abiertos a emprender este tipo de estudios. 

Este es un ejemplo de que los desarrollos aplicados son fruto de una larga historia de inversión en investigación básica, cuya continuidad depende del apoyo a los jóvenes científicos que serán los nuevos líderes de la ciencia argentina”, concluye Álvarez.

Referencias bibliográficas:

Lescano López, I., Torres, J. R., Cecchini, N. M., & Alvarez, M. E. (2024). Arabidopsis DNA glycosylase MBD4L improves recovery of aged seeds. The Plant Journal, 119(4), 2021-2032. Doi: .Arabidopsis DNA glycosylase MBD4L improves recovery of aged seeds - Lescano López - 2024 - The Plant Journal - Wiley Online Library

Por María Pía Tavella – Área de Comunicación CONICET Córdoba

CONICET

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domingo, 2 de junio de 2024

La esclerosis múltiple dejó de ser sinónimo de discapacidad

  

La médica Berenice Silva (der) junto a la investigadora Carina Ferrari, en el Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso Central de nuestro Instituto.

“Gracias a la ciencia, la esclerosis múltiple dejó de ser sinónimo de discapacidad”

En el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, la neuróloga e investigadora de nuestro Instituto Berenice Silva asegura que los nuevos tratamientos cambiaron el curso natural de la enfermedad en sólo una década. 

Y cuenta cómo avanza su prometedor trabajo para encontrar terapias efectivas contra las formas más severas de la patología.

“Cuando empecé en esta especialidad, hace unos 12 años, había muy pocas opciones terapéuticas y era muy duro darle a los pacientes un diagnóstico de esclerosis múltiple, porque era una enfermedad que llevaba irremediablemente a la silla de ruedas y a un deterioro cognitivo severo. 

Hoy ese panorama cambió de manera rotunda: gracias a la investigación científica, que aportó más de 10 nuevos tratamientos, los pacientes pueden llevar una vida normal y dejó de ser sinónimo de discapacidad”. 

En el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, Berenice Silva, neuróloga e investigadora de nuestro Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso Central deja un mensaje esperanzador para los 3 millones de personas que viven con esa enfermedad en el mundo.

Silva se recibió de médica en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e hizo la especialidad en Neurología en el Hospital Ramos Mejía. 

En esos cuatro años de formación descubrió su interés por la esclerosis múltiple, porque le impactaba que fuera una enfermedad que se diagnosticaba en gente de entre 20 y 40 años. 

“Es de las pocas patologías neurológicas que afecta a personas jóvenes. 

Están en la mejor etapa de sus vidas, con un montón de proyectos laborales, académicos y personales, y justo en ese momento les cae un diagnóstico que es muy fuerte”, explica.

Por aquella época, había unos pocos tratamientos disponibles para la forma más común de la enfermedad, llamada “esclerosis múltiple en brotes y remisiones” (que afecta al 85% de los pacientes) y era un área en la que se estaba investigando mucho, algo que también fomentó la curiosidad de Silva. 

Así fue que viajó a España para profundizar su formación. 

Primero, en el Hospital Vall d’ Hebron, en Barcelona, y luego en el Hospital Carlos Haya, de Málaga, dos centros de referencia mundial sobre la patología.  

“Para formarnos en esclerosis múltiple siempre intentamos ir a algún centro de Europa, Estados Unidos o Canadá, porque ellos tienen una altísima prevalencia de la enfermedad. 

Mientras en Argentina tenemos unos 35 casos por cada 100 mil habitantes, allá hay alrededor de 350 cada 100 mil”, asegura Silva, quien durante su viaje a España descubrió una nueva vocación. 

“Fui como médica a atender pacientes a dos centros líderes, que también son fuertes en investigación clínica y traslacional, aquella que busca transformar hallazgos de laboratorio en tecnologías como puede ser un fármaco. 

Y como me di cuenta que en lo que tenía que ver con lo asistencial no había mucha diferencia con lo que se hacía en Argentina, empecé a pensar qué me podía llevar de diferente para cuando regresara”, dice.

Tentada por el modelo animal de esclerosis múltiple en ratones con el que investigaban sus pares en Barcelona, a Silva le empezó a interesar la parte de la medicina traslacional y la ciencia básica aplicada a esa enfermedad. 

Por eso, cuando volvió a Argentina se propuso buscar investigadores que trabajaran en ese tema en el país. 

Ese fue el inicio de su vínculo con los investigadores del CONICET en la Fundación Instituto Leloir, Fernando Pitossi y Carina Ferrari.

Gracias a una beca de la Fundación René Barón, que le permitió realizar un doctorado con sede en la FIL y el Hospital Italiano de Buenos Aires mientras continuaba con su actividad como médica, Silva pudo desarrollar, junto a Ferrari (quien fue becaria en Inglaterra de la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple -MSIF, por sus siglas en inglés), un modelo en ratas que refleja aspectos clínicos importantes de las formas progresivas de la enfermedad. 

Se trata de la variante más discapacitante, que afecta a alrededor del 15% de los pacientes y para las que hay sólo dos opciones terapéuticas. 

“No todas las instituciones financiadoras de tesis doctorales te permiten mantener la actividad asistencial, pero por suerte yo pude sostenerla. 

Me parecía una picardía dejarla de lado, porque creo que mi conocimiento clínico le aportaba muchísimo a lo que quería investigar en animales.

Son áreas que se complementan y se potencian y me parece que justamente gracias a esa combinación de la medicina con la ciencia es que surgen nuevos tratamientos que cubren necesidades no satisfechas de la práctica clínica”, enfatiza Silva, quien asegura que dar ese salto no fue nada fácil. 

“En Argentina prácticamente no existe la investigación financiada en Medicina sin dejar de lado la tarea asistencial y yo me propuse investigar en el marco de una tesis doctoral sin dejar de atender pacientes. 

Tuve que aprender de cero a hacer cosas que no había hecho nunca en mi vida, como usar una pipeta, realizar una PCR [método para amplificar material genético] y trabajar con animales de laboratorio, pero me apasionaba demasiado”, reconoce la especialista. 

Para generar conciencia

La esclerosis múltiple es una de las enfermedades más comunes del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal). 

Es crónica y se caracteriza por el ataque del propio sistema inmune del organismo a la sustancia que recubre los nervios (mielina), lo que va generando lesiones en la sustancia blanca del cerebro –donde están las fibras nerviosas–, y en la sustancia gris, que contiene a las neuronas. Por eso, sin tratamiento, la patología deriva en distinto tipo de discapacidades motoras y cognitivas.

Los síntomas más comunes son visión borrosa, debilidad en las extremidades, sensación de hormigueo, inestabilidad, problemas de memoria y fatiga. 

En los casos más graves o cuando la enfermedad ya está avanzada, las personas ya no pueden valerse por sí mismas. 

Si bien, por el momento, no hay ningún medicamento que pueda curarla, existen tratamientos que pueden modificar el curso de la enfermedad y por eso es clave el acceso al diagnóstico temprano.

Impulsado por la MSIF el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple se celebra, desde 2009, cada 30 mayo. 

Este año el foco está puesto en el diagnóstico precoz y preciso, y pone de relieve las barreras que lo dificultan. 

También apunta a mejorar la formación de los profesionales de la salud en esclerosis múltiple e impulsa la realización de nuevas investigaciones para lograr avances clínicos. 

En ese camino están, precisamente, Silva, Ferrari y sus colegas de la FIL

“Por medio de un subsidio del Laboratorio Biogen estamos avanzando en la búsqueda de nuevos blancos terapéuticos para la afección de la corteza cerebral que se produce más frecuentemente en las formas primaria y secundaria progresiva de la enfermedad, usando nuestro modelo animal”, aseguró la neuróloga. 

Y añadió: “Ya hicimos los estudios de proteómica de sangre, corteza cerebral y líquido cefalorraquídeo de los animales y ahora estamos analizando los datos para poder publicarlos. 

Encontramos moléculas realmente muy interesantes que, esperamos, puedan ayudar al desarrollo de nuevos fármacos”. 

FIL.

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martes, 30 de abril de 2024

Ciencia del futuro con una supercomputadora

 

Un equipo de la CNEA construye la ciencia del futuro con una supercomputadora

La División Teoría del Departamento de Física de la Materia Condensada está abocada principalmente a la ciencia básica

Su principal herramienta es una supercomputadora de 50 nodos y 1.000 núcleos que puede realizar 10.000 millones de operaciones por segundo. 

La utilizan para realizar simulaciones.

¿Cómo fluiría un líquido a través de canales de escala nano revestidos por polímeros? 

¿Cómo se podría mejorar la extracción del calor que generan los dispositivos electrónicos? 

¿Se pueden usar métodos electroquímicos para separar los isótopos del litio para aplicaciones en tecnología nuclear? 

¿Es posible convertir el dióxido de carbono de la atmósfera en combustible? 

Estos son algunos de los interrogantes para los que busca respuestas la División Teoría del Departamento de Física de la Materia Condensada, que depende de la Gerencia de Investigación y Aplicaciones de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). 

Para resolverlos cuenta con una poderosa aliada: una supercomputadora con la capacidad de hacer 10.000 millones de operaciones por segundo.

La División Teoría está abocada principalmente a la ciencia básica: genera conocimientos que la ciencia aplicada usa como sustento para elaborar soluciones prácticas para diferentes problemas científicos en general y necesidades del área nuclear en particular. 

La jefa de este equipo, la doctora en Física Verónica Vildosola, explica:

“Nuestro objetivo es estudiar las propiedades físicas y físicoquímicas de distintos tipos de materiales y sistemas de interés para la CNEA y también responder problemas fundamentales de las ciencias básicas. 

Para esto nos valemos de diversas técnicas que utilizan tanto herramientas de la mecánica cuántica como de la mecánica estadística”.

La mecánica estadística es la rama de la Física que se vale de la teoría de la probabilidad para deducir el comportamiento de sistemas macroscópicos, que son los que están formados por miles de millones de partículas, como los sólidos, los líquidos o los gases. 

Mientras tanto, la mecánica cuántica estudia los cuerpos a escala muy pequeña, los sistemas atómicos y subatómicos, así como sus interacciones con la radiación electromagnética y otras fuerzas.

La supercomputadora es utilizada para hacer simulaciones y estudiar cómo se comportaría un sistema. 

Se utilizan códigos de primeros principios basados en la mecánica cuántica; de dinámica molecular, que analiza el comportamiento de un sistema físico, químico o biológico a través del tiempo calculando las fuerzas entre sus átomos mediante las ecuaciones del movimiento de Newton, y Montecarlo. 

Este último método es una técnica matemática que, con la ayuda de la estadística, predice los posibles resultados de un evento incierto.

Hacer pruebas mediante simulaciones ofrece la posibilidad de controlar en detalle el sistema, así como de observar cada uno de sus elementos en particular. 

“Es como utilizar un microscopio superpoderoso, pero virtual, que permite ver cosas que en un microscopio normal no se podrían observar”, compara el doctor en Física Claudio Pastorino, que utiliza esta herramienta para estudiar la física de los polímeros, que es la de las grandes moléculas compuestas por la unión de moléculas más pequeñas.

La supercomputadora fue bautizada como Sol 67 y convive con otras más pequeñas en el Laboratorio de Simulación, Diseño y Modelado Computacional (LABSIM). 

La utilizan a tiempo completo 14 investigadores y 12 estudiantes no solo para sus trabajos, sino para la formación de recursos humanos tanto de distintas dependencias de la CNEA como de diversas instituciones de ciencia y técnica.

Ubicado en una sala con una refrigeración especial, el LABSIM cuenta con 50 nodos que reúnen 1.000 núcleos de procesamiento que trabajan en paralelo y sin detenerse nunca. 

De esta manera pueden resolver mucho más rápido los problemas planteados. 

Lo que en una computadora común requeriría un mes, aquí se resuelve en un día. 

La memoria RAM de esta supercomputadora es de 3 Terabytes y tiene capacidad para almacenar 54TB. 

Sus nodos se comunican a través de una red mucho más veloz que Internet, llamada InfiniBand.

Algunas líneas de investigación

Entre otras investigaciones, actualmente el LABSIM se utiliza en los siguientes proyectos:

Flujo de líquidos y gotas en la nano-escala con aplicaciones en microfluídica. 

La microfluídica busca generar procesos bioquímicos o físico-químicos complejos dentro de un chip por el que fluyen líquidos en lugar de corriente eléctrica. 

Un ejemplo de su uso es el “lab-on-chip”, un minúsculo laboratorio para diagnosticar enfermedades. 

Para aplicaciones como esta, es fundamental poder controlar cómo circula el líquido por el chip.

“Utilizamos la supercomputadora para hacer simulaciones de dinámica molecular fuera de equilibrio, con el fin de estudiar el flujo de líquidos simples y complejos confinados en nano-canales. 

Las paredes de esos nano-canales están revestidas con polímeros que modifican la forma en que fluye el líquido o lo convierten en gotas que, a su vez, después pueden transformarse en carriers para, por ejemplo, llevar una medicación”, detalla Pastorino.

Separación isotópica de litio por métodos electroquímicos para aplicaciones en tecnología nuclear. 

Los isótopos son átomos de un mismo elemento químico con la misma cantidad de protones, pero distinto número de neutrones. 

En el caso del litio, tiene un isótopo pesado (7Li) con 3 protones, 4 neutrones y 3 electrones, y uno liviano (6Li) que tiene un neutrón menos. 

Cada uno de ellos sirve para diferentes aplicaciones. 

Por ejemplo, el litio pesado se usa para proteger de la corrosión al circuito primario de los reactores nucleares de agua pesada. 

El litio liviano se utiliza en centelladores, como los que se emplean para hacer diagnósticos médicos por imágenes. 

También es el futuro combustible de los reactores de fusión o soles artificiales.

“Nosotros estudiamos el desarrollo de un método para separar los isótopos del litio -cuenta Vildosola-. 

El método actual para hacerlo utiliza mercurio y es muy contaminante. 

En la CNEA investigamos alternativas sustentables, en particular, en el Centro Atómico Constituyentes trabajamos con métodos electroquímicos. 

En una celda similar a la de las baterías de ion litio, si se eligen bien los materiales, el litio se deposita en diferente proporción a la natural y se pueden separar sus isótopos. 

Las simulaciones nos permiten entender los mecanismos que dan lugar al fraccionamiento isotópico y analizar el comportamiento de distintos materiales”.

Por otro lado, hay un grupo que investiga nuevos materiales y aplicaciones de baterías de litio.

Transferencia de calor a escala nanoscópica en interfaces líquido-vapor. 

Este proyecto investiga el flujo de calor desde una pared caliente hacia otra más fría atravesando una fase gaseosa y otra líquida, como ocurre en intercambiadores de calor que se utilizan para generación eléctrica. 

El objetivo es entender el efecto de los polímeros fijados en la pared en la transferencia de calor, es decir si contribuyen a remover o absorber el calor más eficientemente.

Los fenómenos de transferencia de calor tienen una gran importancia en un amplísimo rango de aplicaciones que van desde los procesos de generación y conversión de energía, el enfriamiento de motores o la criogenia hasta los dispositivos electrónicos. 

En el futuro, estas aplicaciones requerirán un funcionamiento a mayor densidad de energía, lo que implicará una mayor generación de calor, que deberá ser removido de manera más eficiente.

A su vez, el flujo de calor puede dar lugar a cambios de fase, como en procesos de condensación o ebullición. 

Estos fenómenos se utilizan en plantas de potencia eléctrica, desalinización térmica, calefacción y refrigeración doméstica, enfriamiento de dispositivos electrónicos y recuperación de calor desechado. 

Una mejora en la eficiencia de los procesos de transferencia de calor implicaría un gran impacto, tanto ambiental como económico. 

Además, uno de los desafíos más importantes para continuar la carrera de miniaturización de los dispositivos electrónicos es lograr una extracción eficiente del calor que se genera en estos.

Propiedades electrónicas de materiales topológicos. 

Los materiales topológicos se caracterizan por tener propiedades de simetría en su interior que afectan de manera particular el comportamiento de los estados de sus superficies o bordes, los que son robustos a imperfecciones como la presencia de tensiones, defectos o impurezas. 

Por ese motivo, se los considera prometedores en cuanto a su potencial aplicación en computación cuántica, al desarrollo de novedosos dispositivos electrónicos y a la ciencia de materiales en general. 

En la CNEA se estudia el comportamiento de los estados de superficie topológicos (ETS) en presencia de moléculas adsorbidas con el fin de entenderlo con vistas a su control o manipulación. 

Además, se busca saber si estos materiales pueden catalizar en forma más eficiente reacciones químicas de interés en energía y medio ambiente. 

El proyecto consiste también en describir las propiedades electrónicas de diferentes materiales topológicos en interacción con distintas moléculas

Electrorreducción del dióxido de carbono. 

El aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera y su impacto negativo en el medio ambiente han estimulado el desarrollo de tecnologías y procesos para capturarlo y convertirlo en compuestos que puedan ser utilizados como combustibles o materias primas en procesos industriales. 

Estos procesos pueden darse en una celda electroquímica eligiendo componentes apropiados para los electrodos. 

El CO2 ingresa en forma de gas en la celda y se adhiere al material utilizado como electrodo. 

Luego reacciona químicamente con otras especies presentes (protones) y así se convierte en un producto diferente. 

Con la herramienta de la simulación computacional, en la CNEA se trabaja para comprender los fenómenos fisicoquímicos involucrados, lo que complementa la tarea experimental hecha en el laboratorio y permite diseñar materiales más eficientes para catalizar la reacción de conversión de CO2.

CNEA

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martes, 9 de mayo de 2023

Salvarezza Doctor Honoris Causa de la UNLP

 

Roberto Salvarezza recibiendo el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de La Plata. Créditos: UNLP

“La ciencia básica y sus aplicaciones son claves para el desarrollo y soberanía de nuestro país”

Así lo afirma Roberto Salvarezza, presidente de los directorios de YPF Tecnología (Y-TEC) y de YPF Litio. 

El expresidente del CONICET y exministro de Ciencia fue recientemente distinguido con el título Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de La Plata por su labor como investigador e impulsor de la ciencia argentina.

Recientemente, Roberto Salvarezza recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), en reconocimiento a su trayectoria y aportes en el ámbito de la tecnociencia en la Argentina.

“Desde el punto de vista personal es el reconocimiento más importante que he tenido en mi carrera porque me lo otorgó la propia comunidad donde desarrollé mi actividad científica durante más de 45 años”, destaca el bioquímico pionero de la nanotecnología y nanociencia en Argentina en la década de 1990.

Además de hacer investigación y firmar casi 400 trabajos publicados en revistas científicas, Salvarezza se convirtió en un actor clave en el desarrollo de políticas científicas y en el impulso del sistema científico nacional a través de diferentes cargos: director del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA, CONICET-UNLP), presidente de la Asociación Argentina de Investigación Fisicoquímica, coordinador del Centro Binacional Argentino Brasilero de Nanociencia y Nanotecnología, presidente del CONICET (2012-2015), ministro de Ciencia y Tecnología (10 de diciembre de 2019 al 20 de septiembre de 2021) y ahora presidente de los directorios de YPF Litio y de la empresa I+D de energía del CONICET y de YPF: YPF Tecnología (Y-TEC).

En la siguiente entrevista Salvarezza describe su contribución al desarrollo de la nanotecnología y la nanociencia en Argentina, sus aportes orientados al impulso de la ciencia argentina y su articulación con el sector productivo y los logros de Y-TEC e YPF Litio.

-Usted formó parte de los pioneros que en la década de 1990 comenzaron a impulsar en Argentina la investigación en nanociencia y en nanotecnología. ¿Qué fue lo que lo motivó a trabajar en estas disciplinas?

En la década de 1980, en la UNLP, uno de mis temas de investigación, titulado “Nucleación y crecimiento de fases”, pretendía conocer la estructura de nuevos materiales a nivel atómico y molecular. 

En 1987 surgió la posibilidad de hacer un posdoctorado en la Universidad Autónoma de Madrid especializándome en dos nuevos instrumentos, el microscopio efecto túnel y el microscopio de fuerzas atómicas. 

En aquellos días el microscopio de efecto túnel estaba revolucionando la física y la química porque con ellos se podían “ver” y manipular átomos y moléculas cuyo tamaño está en la escala del nanómetro (unidad de medida que equivale a la milmillonésima parte de un metro). 

Por su parte, el microscopio de fuerzas atómicas no sólo contribuía en estas áreas sino también al campo de la biología porque podía observar estructuras biológicas en un nivel de resolución sin precedentes. 

Para un físicoquímico y bioquímico esto era realmente algo impensado en aquellos años, muy motivante. 

En 1992, volví al país y puse en marcha los Laboratorios de Nanoscopías y de Fisicoquímica de Superficies en el INIFTA, ocho años antes de que Bill Clinton lanzara, durante su presidencia, el programa federal de los Estados Unidos para impulsar la nanociencia y la nanotecnología. 

Podemos decir que en nuestro país esta área comenzó en el período 2003-2004, cuando se convocó a la creación de redes de investigación en nanociencia y nanotecnología por parte de lo que en esa época era la actual Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).

-¿Qué temáticas abordó durante su etapa como investigador en INIFTA?

He liderado cerca de 30 proyectos, la mayoría relacionados con el área de nanociencia y la nanotecnología. 

Trabajamos mucho en entender qué factores determinan la capacidad que presentan átomos y moléculas de organizarse en forma espontánea y cómo controlarlos. 

Esto permite fabricar objetos muy pequeños y modificar superficies en forma sencilla. 

Algunos ejemplos en este campo: logramos avances en el desarrollo de materiales cuyas superficies presentan propiedades antibacterianas que pueden ser utilizadas en dispositivos médicos o implantes dentales. 

También avanzamos en la síntesis de nanopartículas metálicas de oro con estructura definida que pueden eliminar células cancerosas al ser irradiadas con un láser o bien ser utilizadas para transportar fármacos en su superficie. 

Además, pudimos modificar superficies metálicas con distintas moléculas para aumentar su resistencia a la corrosión. 

Son líneas de investigación cuyos resultados han sido publicados en revistas científicas internacionales.

-¿Por qué la nanociencia y la nanotecnología cobraron tanta relevancia?

La nanociencia y la nanotecnología permitieron el dominio de la materia en la escala de pocos átomos o moléculas permitiendo utilizar propiedades únicas que la materia presenta en esa escala de tamaño. 

Además, permitió reducir marcadamente el tamaño de distintos dispositivos. Hoy en día la nanociencia y la nanotecnología están presentes en nuestra vida cotidiana. 

Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19 la nanotecnología aplicada al campo de la biotecnología estuvo presente en vacunas a ARN y en distintos test de diagnósticos. 

Hoy los materiales activos que componen el cátodo de las baterías de ion litio están compuestos de nanopartículas. 

La nanotecnología sigue reduciendo el tamaño de los chips utilizados en dispositivos electrónicos que hoy están en tamaños de unos pocos nanómetros. 

En otras palabras, ambas están presentes en todas partes, desde la medicina hasta la energía y la electrónica.

-¿Podría describir cómo se fue involucrando en la gestión de políticas científicas y en el impulso de la ciencia argentina con una mirada federal?

Además de hacer ciencia básica y aplicada en el INIFTA durante años y presidir este Instituto, sentí que era importante apoyar el desarrollo de todo el sistema científico de nuestro país. 

En 2005 me involucré como coordinador en la evaluación del área de proyectos de Química de la Agencia I+D+i

Esta experiencia fue muy útil para comenzar a ampliar mi mirada sobre todo el conjunto de la investigación en química del país y en las distintas instancias de evaluación científica. 

Más tarde, presidir el CONICET, la institución científica más relevante de Argentina, me permitió tener un panorama muy amplio de la actividad científica, no sólo de este organismo sino también de todo el conjunto de la ciencia argentina dada la interacción del CONICET con las universidades y demás organismos de CyT. 

Sin duda este conocimiento me permitió abordar el desafío de liderar el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación en un momento muy complicado como fue el de la pandemia.

-Y-TEC, la empresa del CONICET y de YPF, cuyo directorio preside fue creada cuando usted era presidente del CONICET.

Efectivamente. En esa etapa me tocó firmar el acuerdo para la creación de Y-TEC, hoy la empresa de investigación y desarrollo para la industria energética más importante de la Argentina. 

El origen de la empresa se remonta a 2012 cuando los argentinos y argentinas recuperamos YPF tras una etapa de privatización que había debilitado las capacidades científicas y tecnológicas de YPF al desmantelar los laboratorios que la empresa tenía en Florencio Varela.

Y-TEC, cuyas modernas instalaciones dotadas de equipos de última generación fueron inauguradas por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2015, genera tecnologías para un área tan estratégica para el país como lo es la industria energética (petróleo, gas, energías renovables, hidrógeno y litio). 

Hoy en su sede, en Berisso, trabajan 260 tecnólogos de los cuales más de 60 son personal del CONICET

Pero, además, otros 130 investigadores, técnicos y becarios del CONICET, de más de 30 institutos, participan en proyectos de la empresa.

-¿Podría destacar los principales logros y objetivos de Y-TEC?

Son muchos los avances que se han logrado en diferentes áreas. 

Se optimizaron procedimientos de fracturas para la extracción de gas y petróleo no convencional, se desarrollaron polímeros para recuperación terciaria de yacimientos maduros, se han implementado tecnologías para remediación ambiental y desarrollado nuevos productos químicos para la industria del petróleo. 

Producimos bioinsumos para YPF Agro quien los hace llegar a nuestros productores. 

En la transición energética acompañamos a YPF Luz e YPF Litio en agregar valor a este recurso. Argentina tiene las segundas reservas de litio más grandes del mundo y es el cuarto exportador de carbonato de litio. 

Este compuesto es la materia prima utilizada en la fabricación de los materiales activos para los cátodos de las baterías que se utilizan para almacenar energía renovable y para movilizar vehículos eléctricos. 

También estamos trabajando en tecnologías para la producción de hidrógeno, considerado como el vector energético del futuro en reemplazo de los combustibles fósiles.

-¿Qué proyectos encaminados a la industrialización del litio están impulsando?

En breve inauguraremos en La Plata, junto con la UNLP y con el apoyo del Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación, la primera Planta Nacional de Desarrollo Tecnológico de Celdas y Baterías de Litio (UniLiB). 

Una vez que se ponga en marcha esta planta, de una superficie de 1650 m2 y capacidad de 15 MW h/año, comenzaran a fabricarse por primera vez las celdas de las baterías de litio en nuestro país. 

Además, el gobierno de Santiago del Estero, junto a la Universidad local y nuestro apoyo, está construyendo una planta de fabricación de celdas de 75 MW h/año de capacidad. Unos años atrás, decir que Argentina podía industrializar el litio, agregarle valor a este insumo, era considerado utópico. 

Hoy ya no se discute esta posibilidad. 

Tenemos los conocimientos acumulados durante años por nuestros científicos y la tecnología para hacerlo. 

Es de enorme importancia agregarle valor a los recursos naturales en nuestro país dando trabajo y mayores posibilidades de desarrollo socioeconómico a los argentinos.

–Así como trabajó por la federalización de la ciencia como presidente del CONICET y ministro de Ciencia, ¿en Y-TEC también se trabaja de manera federal?

Efectivamente, para poder desarrollar los diferentes proyectos en el área del petróleo, gas, agro, litio, e hidrógeno, buscamos integrar actores del sistema de ciencia que puedan aportar con sus conocimientos y los encontramos en diferentes provincias del país. 

Por ejemplo, hemos transferido nuestra planta piloto de biogás a un centro de desarrollo tecnológico en Santa Fe que tiene a la Universidad de Rosario como socio y otorgado valioso equipamiento para el estudio del transporte de petróleo a la UTN Neuquén, y de resistencia de materiales al INTEMA de Mar del Plata. 

Como mencioné, estamos con una planta de producción de celdas de ion litio en Santiago del Estero y firmamos un acuerdo para la instalación de una planta de fabricación de materiales activos para los cátodos de las baterías de ion litio en Catamarca. 

Además, en el Centro de Investigación y Desarrollo en Materiales Avanzados y Almacenamiento de Energía de Jujuy tenemos un piloto para desarrollar nuevas tecnologías eficientes y sustentables para la extracción y procesamiento de salmueras ricas en litio y con el Instituto de Energía de Santa Cruz avanzamos en proyectos centrados en hidrogeno. 

En agro estamos construyendo un centro en Mercedes, provincia de Buenos Aires, asociados con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. 

Como ven, son muchas las líneas de trabajo que se están desarrollando en todo el ámbito del país.

-¿Por qué es importante que CONICET forme empresas o sea parte de ellas?

Desde mi punto de vista hay varios modelos de interacción entre el sistema de ciencia y el sistema socio productivo. 

Para que un país sea desarrollado y soberano es fundamental que el conocimiento que generan sus universidades y el sistema público de investigación sea capturado por empresas locales y se transforme en productos con alto valor agregado. 

Y es muy positivo que en esa dirección un organismo como CONICET no solo aporte con conocimiento de sus científicos y científicas sino también se involucre en la creación y el desarrollo de empresas de base tecnológica.

-¿Cómo ve la ciencia argentina en la actualidad y hacia dónde tiene que apuntar?

Argentina tiene el sistema de ciencia más potente de Latinoamérica.

Un sistema que ha podido construir reactores nucleares, satélites y hacer desarrollos muy valiosos en biotecnología vegetal y humana. 

Argentina tiene tres investigadores cada mil habitantes de población económicamente activa, el mejor número de Latinoamérica. 

Lo que tenemos que lograr es una eficiente interacción entre este sistema y el sistema productivo que permita capturar el conocimiento y lo transforme en bienes que tengan un alto impacto socioeconómico. 

Y esto involucra a todo el sistema de ciencia. 

No se limita a las ciencias llamadas duras, porque cada  proyecto tecnológico que hoy tenemos en marcha, como el caso del litio, requiere también una mirada socio-ambiental. 

Hoy en día ningún proyecto tecnológico avanza si no tiene una garantía de sostenibilidad y para eso es preciso un enfoque transdisciplinario que integre a las ciencias sociales, a las ciencias económicas con las otras disciplinas exactas e ingenieriles. 

Sin las ciencias sociales (ambientales que lo validen) ningún proyecto tecnológico del siglo XXI va a conseguir la licencia social. 

Estamos en una muy buena posición en Latinoamérica aunque aún hay mucho por hacer para fortalecer nuestro sistema de CyT. 

La Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovacion, que logramos aprobar durante mi gestión en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, es una muy buena herramienta que da previsibilidad al sistema. Tenemos muchos desafíos por delante, pero sabemos que la ciencia básica y sus aplicaciones son claves para el desarrollo y soberanía de nuestro país.

CONICET

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miércoles, 26 de abril de 2023

Ciencia e industria Filmus en evento

  

Filmus encabezó junto a Wado de Pedro el evento que además incluyó una visita a la empresa Gador. 

Filmus en evento sobre ciencia e industria

Tuvo lugar en el Parque Industrial Pilar, donde se encuentran radicadas empresas con vinculación tecnológica con el CONICET. Participó también el Ministro del Interior, Wado de Pedro.

En el Parque Industrial Pilar se llevó a cabo el evento “Ciencia e industria: el potencial de la vinculación tecnológica y la innovación” encabezado por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, y su par del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. 

El encuentro buscó potenciar los vínculos ya existentes entre el CONICET y las empresas radicadas allí para mejorar la capacidad tecnológica y competitiva de pymes, cooperativas y grandes empresas, a partir de la vinculación tecnológica.

Filmus subrayó lo primordial de “articular la investigación básica con la aplicada, y lo público con lo privado. 

Argentina tiene históricamente una gran investigación básica, la cuestión es cómo transformarlo en la resolución de los problemas de la gente, y del modelo productivo. 

Tenemos que desarrollar estrategias que sean originales y se repliquen en cada territorio y a los problemas concretos de cada lugar. 

No hubieran existido los barbijos si no hubiera habido antes una investigación en nanotecnología o el caso de los kits de detección si no existiera previamente el desarrollo de la biotecnología en Argentina. 

Somos el único país de Sudamérica que estamos terminando la fase 2/3 de la vacuna contra el COVID-19, que servirá de base para desarrollar otras vacunas”, y subrayó la calidad de los investigadores/as que continúan cosechando premios internacionalmente.

El ministro de Ciencia retomó la idea de definir estrategias territoriales “la cuestión de aplicar aquí en Pilar, a través de la articulación con la Universidad, el CONICET y apoyo financiero del MINCYT y la Agencia I+D+i, para desarrollar espacios de trabajo común para las empresas. 

No todas las empresas, especialmente las pymes, pueden comprar toda la tecnología. 

Nosotros como Estado podemos comprarla y que esté al alcance”.

El funcionario expresó que, a partir de la ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, permite alcanzar el 1% en inversión pública en CyT, frente a los países centrales en un 5% y “la diferencia está en la inversión privada. 

Si no articulamos la inversión pública-privada que es la investigación básica y la de transferir no vamos a ser competitivos en estas áreas sustantivas”, y compartió otras leyes significativas como la de Promoción y Desarrollo y Producción de la Biotecnología Moderna y la Nanotecnología, de Economía del Conocimiento, de Promoción y Fomento de la Innovación Tecnológica, “un conjunto de leyes para favorecer la impresión privada, que si hay confianza en nuestros científicos/as y las empresas seguramente estaremos en condiciones de llevarlo adelante. 

Estas dos articulaciones pueden llegar a generar este cambio de matriz productiva”, finalizó.

Por su parte, el titular de Interior, Wado de Pedro, destacó la importancia de potenciar "la sinergia Estado-inversión privada, que para nosotros es central, porque si el Estado deja de invertir en Ciencia y Tecnología, podremos seguir construyendo rutas, puentes, puertos, fibra óptica y pensar en los corredores bioceánicos, en mejorarle la vida a la gente". 

Por eso, tras destacar la labor de su par Daniel Filmus, de Pedro dijo: "quiero convocarlos a que participen, más aún en esta coyuntura que no es fácil, porque se está discutiendo otra vez un Modelo de Desarrollo Nacional que puede perjudicar o que puede potenciar la matriz productiva Argentina".

El subsecretario de Coordinación Institucional del MINCyT, Pablo Nuñez, presente en el evento, agradeció a los ministros de Ciencia, Tecnología e Innovación y del Interior y al Intendente del Municipio, “por darle jerarquía a una actividad que es un desafío para nosotros. 

El sistema científico tecnológico tiene muchas capacidades en Argentina, sin embargo, el desafío es que tenga más impacto. 

Durante la pandemia pudimos demostrar como sistema el tratar de vincular las necesidades del país, las capacidades de I+D y la producción. 

Nada puede salir del sistema científico tecnológico si no lo toma el sector productivo y lo trasforma en algo que le llegue a la sociedad” y reforzó que “todas las capacidades tecnológicas que se puedan volcar en mejorar el proceso productivo de una empresa con algún servicio tecnológico o aportando la capacidad de nuestro sector”. 

El subsecretario afirmó que el objetivo del encuentro “es poner en valor este parque industrial que es uno de los más importantes del país con más de 200 empresas, donde 20 de esas empresas tienen hoy alguna articulación con el CONICET y eso es significativo para el sector, tener presencia”.

Participaron también el Intendente Federico Achával; el presidente del Parque, Patricio Colombo Mosetti; el gerente de Vinculación Tecnológica del CONICET, Sergio Romano; empresarios/as, grupos de investigación, autoridades del CONICET, del CEPIP, entre otros/as.

Empresas con capacidades I+D

En el Parque Industrial, conformado en la actualidad por 200 empresas con un ingreso diario de 22.000 personas, se encuentran radicadas algunas empresas con proyectos de vinculación tecnológica con el CONICET, entre ellas se pueden encontrar a GADOR S.A., SAPORITI, SANOFI, LABORATORIOS CASASCO S.A.I.C., TORT VALLS S.A., BOLSAFILM S.A., JULIO GARCIA E HIJOS S.A., ABRAHAM Y OSCAR CONSEVIK SA, PPG INDUSTRIES ARGENTINA SA, HEMPEL ARGENTINA S.R.L., ECOLAB SA, AA ABRASIVOS ARGENTINOS SA.

Durante la visita, las autoridades nacionales visitaron la empresa farmacéutica GADOR S.A (Pharma) recibidos por el director General, Alfredo Weber, y equipo. 

La empresa mantiene vinculación con varios institutos, entre ellos, UMYMFOR, IBYME, IQUIFIB, UNITEFA, IQUIBICEN, INQUIMAE, CIVETAN.

Además, durante la jornada, se realizó un conversatorio entre grupos de investigación y empresas sobre casos de éxito de articulación y transferencia tecnológica como el de SAPORITI y el Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA), a través de un convenio se encuentra desarrollando actividades para la obtención de Fructo-oligosacáridos (FOS) no purificados y purificados utilizando la técnica de síntesis enzimática de la sacarosa como materia prima; Laboratorios Casasco y el Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA), a partir de un convenio finalizado, logró la optimización de la producción del polvo probiótico constituido por Limosilactobacillus fermentum CRL1446; el caso de articulación del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología de Pinturas (CIDEPINT) con distintas empresas radicadas como BOLSAFILM.

MINCyT

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miércoles, 22 de marzo de 2023

PICTO UCTH II CyT en la salud

 

Se presentó la nueva convocatoria PICTO UCTH II para favorecer la investigación científica y tecnológica en el sistema nacional de salud

En esta segunda etapa, la Agencia I+D+i aportará $360 millones que permitirán sumar más hospitales a proyectos en el marco de una estrategia a escala federal.

La presentación de la nueva convocatoria para Proyectos de Innovación Científico Tecnológica Orientados para Unidades de Conocimiento Traslacional Hospitalarias (PICTO UCTH) contó con la presencia del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y el presidente de la Agencia I+D+i, Fernando Peirano.

Esta nueva convocatoria está dirigida a promover la formación y el desarrollo de Grupos de Investigación que conjuguen antecedentes de investigación y práctica asistencial en ámbitos hospitalarios y que desempeñen sus actividades en Unidades de Conocimiento Traslacional Hospitalarias (UCTH). 

Tiene como objetivo fortalecer en los hospitales las capacidades de producción de conocimientos, formación, capacitación e implementación de resultados en los servicios de salud.

Durante la apertura, Filmus destacó de estas iniciativas “el poder trabajar en forma conjunta para garantizar un derecho y el Estado debe hacerse responsable”, y subrayó la importancia de la investigación aplicada y en apoyar estos trabajos como lleva adelante Agencia I+D+i, “gobernar es decidir los recursos y su destino. 

Después de muchos años se aprobó la ley de financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y no hay mayor concentración que la territorial en ciencia y tecnología” y afirmó que es clave la dirección cuando se tiene la oportunidad de conducción y “nunca más tener políticas pendulares”.

En ese sentido, la ministra de Salud destacó que “ver reunidos hoy a referentes de hospitales nacionales y provinciales, científicas y científicos, e integrantes de los distintos gabinetes ministeriales es el resultado de un camino que ya va dando sus frutos”. 

Y detalló: “Ese camino de hacer por primera vez los consejos conjuntos de Salud y Ciencia y Tecnología, de estimular que la ciencia tenga primero investigación básica, y que la ciencia y la tecnología tengan una mirada estratégica de qué se necesita en salud para que ese círculo virtuoso se traduzca lo más rápido posible en un beneficio para la población”.

“Fue un hito que los hospitales nacionales puedan tener Unidades de Conocimiento Traslacional impulsadas por el Estado que posibiliten investigaciones aplicadas a cada una de sus particularidades”, reconoció Vizzotti durante el lanzamiento. 

Y agregó: “Forma parte de una decisión política del Presidente y de la gestión, que requiere la coordinación de la Agencia I+D+I y fondos para ejecutarlos. 

En esta etapa esos fondos se renuevan y fortalecen para que el camino siga avanzando”.

El presidente de la Agencia I+D+i, Fernando Peirano, resaltó que: 

“Los Proyectos de Investigación Científica Tecnológica Orientados a la Salud no son sólo fondos sino también la visión de construir capacidades en torno a nuevas comunidades para que cada esfuerzo que ponemos rinda sus frutos” y agregó: 

“La salud como derecho es una decisión política que debe ser abrazada por la sociedad. 

El Estado no puede delegar dos funciones: la de cuidar y crear, con conocimiento e innovación porque con esas palancas vamos a poder caminar hacia el desarrollo que buscamos” concluyó.

En una primera etapa, la Agencia I+D+i destinó mediante el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT) la suma de 145,5 millones de pesos por el término de 24 meses para el desarrollo de 13 proyectos en nueve hospitales y centros de salud (el Hospital Nacional Posadas; el Hospital de Pediatría Garrahan; el Hospital de Alta Complejidad “El Calafate Gobernador Cepernic-Presidente Kirchner”; el Hospital Nacional en Red “Lic. Laura Bonaparte”; el Hospital de Alta Complejidad en Red El Cruce-Néstor Kirchner; el Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur INAREPS; el Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología de Córdoba; el Hospital Arturo Oñativia de Salta; y el Hospital Mi Pueblo de la Provincia de Buenos Aires).

En esta nueva convocatoria se busca replicar la estrategia a escala federal para que se formen más Unidades de Conocimiento Traslacional Hospitalarias (UCTH) en hospitales nacionales de diversas provincias y fortalecer así la integración del conocimiento y las redes de trabajo científico-tecnológicas en todo el territorio del país.

Durante el encuentro se presentaron también avances de los proyectos PICTO UCTH I en curso en los hospitales nacionales, que abordan diversas temáticas que van desde patologías complejas y enfermedades poco frecuentes, hasta estudios genómicos, salud mental, discapacidades, rehabilitación, salud reproductiva, salud de personas gestantes y salud de niñas y niños; y se definió una agenda común para trabajar de manera colaborativa durante 2023.

El cierre del evento estuvo a cargo del secretario de Calidad en Salud del Ministerio de Salud de la Nación, Alejandro Collia y participaron la directora nacional del FONCYT, Marisa Censabella; el director de evaluación del FONCYT, Javier Martínez; la directora de seguimiento de proyectos de FONCYT, Paula Senejko; la asesora gubernamental Cecilia Mendoza; la directora de Difusión del Conocimiento del Ministerio de Salud, Daniela Álvarez; y Osvaldo Uchitel, integrante del Directorio de la Agencia I+D+i.

Agencia I+D+i.

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miércoles, 14 de septiembre de 2022

Cannabis medicinal CONICET y UNL trabajan en el desarrollo de mejoramiento genético de semillas

  

CONICET y UNL trabajan en el desarrollo de mejoramiento genético de semillas. Fotos: Juan Martín Alfieri-UNL

Cannabis medicinal CONICET y UNL trabajan en el desarrollo de mejoramiento genético de semillas

A partir de una investigación llevada a cabo por el Instituto de Ciencias Agropecuarias del Litoral, en articulación con una empresa santafesina, se trabaja en la evaluación y desarrollo de variedades de semillas de cannabis para uso medicinal, adaptadas a la región del cordón hortícola santafesino. 

El estudio fue aprobado por el Ministerio de Salud de la Nación.

Una investigación que se está desarrollando en el Instituto de Ciencias Agropecuarias del Litoral (ICIAGRO Litoral) de la ciudad de Esperanza, provincia de Santa Fe posiciona al Consejo Nacional de investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad Nacional del Litoral a la vanguardia del desarrollo genético de semillas de cannabis para uso medicinal.  

El innovador estudio, que fue aprobado recientemente por el Ministerio de Salud de la Nación y cuenta con aportes de la empresa santafesina Enersit S.A, es llevado adelante por investigadores e investigadoras CONICET-UNL nucleados en el ICIAGRO Litoral y la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA). 

Uno de los objetivos de la iniciativa es desarrollar en esta región de la provincia de Santa Fe un semillero de cannabis medicinal de última generación, preparado para satisfacer las necesidades de un mercado que crece a nivel local.

Investigación vanguardista

El título del proyecto ‘Evaluación y desarrollo de variedades de Cannabis para uso medicinal’ se lleva adelante bajo la dirección y codirección de Marcelo Zabala y Marcos Derita, con la participación de Carlos Dezar, Geraldine Richard y Silvia Imhoff en el marco de un convenio de I+D con la empresa Enersit.

“Dadas las capacidades tecnológicas instaladas en el Instituto y FCA, donde hay un grupo que trabaja en mejoramiento de plantas y otro grupo que trabaja en la extracción y elaboración de productos naturales a base de plantas, generamos este convenio que busca, por un lado, ver la adaptación de variedades de cannabis en el cordón hortícola santafesino -nuestra hipótesis es que es una zona apta para este cultivo, ya que es intensivo- y, por otro lado, empezar a desarrollar cruzamientos entre diferentes materiales genéticos con el objetivo de generar diversas variedades de cannabis”, explicó Marcelo Zabala, integrante del grupo Recursos Fitogenéticos Nativos (REFINA) del ICIAGRO Litoral y docente de la FCA.

En este sentido, el investigador aseguró que “la industria del cannabis a nivel nacional requiere de mucho estudio y desarrollo, cosa que actualmente no existe en la Argentina y es lo que estamos llevando adelante mediante este proyecto. 

Además, haremos evaluaciones claves para la región, para ver dónde es mejor cultivar cannabis y desarrollar semillas mejoradas genéticamente para favorecer su adaptación”.

Por su parte, Marcos Derita, investigador del grupo Producción y Protección Vegetal (PyP) del mencionado instituto, explicó que “en cuánto a la investigación en torno a cannabis medicinal, desde el Laboratorio de Productos Bioactivos y Aplicaciones Agrosustentables de ICIAGRO Litoral, complementaremos el trabajo desarrollado por el grupo REFINA determinando la composición de los aceites que se extraen de plantas producidas a partir de las semillas mejoradas genéticamente. 

Se analizará en los aceites de cannabis la composición ‘sufito canabinoide’ que es fundamental a la hora de determinar su uso medicinal. 

Finalmente, Derita coincidió con Zabala en que “este es un tema de estudio de absoluta necesidad y vacancia a nivel regional y nacional, tanto en CONICET como de las Universidades”.

Articulación público-privada

El desarrollo de esta investigación está vinculado a un convenio rubricado en 2021 por la presidenta de CONICET, Ana Franchi; el rector de la UNL, Enrique Mammarella; y el presidente de ENERSIT S.A, Leonardo Simonutti.

El acuerdo, denominado “Evaluación y desarrollo de variedades de Cannabis para uso medicinal”, constituye un plan de trabajo de I+D que llevarán adelante equipos de investigación pertenecientes al ICIAGRO Litoral (CONICET-UNL) y, a su vez, implica la construcción de obras de infraestructura en el predio de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral, ubicada en la ciudad de Esperanza (Santa Fe).

El convenio se propone realizar una evaluación de las variedades genéticas de cannabis medicinal para identificar aquellas que mejor se adapten al cordón hortícola santafesino; realizar la caracterización de principios activos; y obtener, en base al uso de técnicas de mejoramiento agronómico, nuevas variedades de las semillas.

Para desarrollar el proyecto se cuenta, además del personal y el equipamiento adecuado, con una cámara de cultivo y parcelas de uso experimental de aproximadamente 750 m2. 

Para realizar la extracción de aceites de las plantas se utilizarán las instalaciones del laboratorio de productos naturales bioactivos y aplicaciones agrosustentables del ICIAGRO Litoral.

Aval nacional

En julio de este año, el proyecto logró la aprobación del Ministerio de Salud de la Nación (Resolución 1433/2022), requisito sine qua non para el desarrollo de actividades que involucren la producción del cultivo de cannabis y la obtención de productos derivados, de acuerdo con la Ley 27.350 que establece el marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal terapéutico o paliativo del dolor de la planta de cannabis y sus derivados.

“El aval del Ministerio Nacional de Salud, específicamente del Programa Nacional de Cannabis, para el estudio y la investigación de la planta de cannabis para uso medicinal implica que a partir de ahora podemos comenzar a desarrollar los estudios”, aseguró la directora del ICiAgro Litoral, Silvia Imhoff, y agregó: “podemos comenzar a producir plantas a partir de las cuales se harán los cruzamientos correspondientes para luego obtener los aceites se van evaluar, tratando de encontrar variedades de semillas que produzcan los mejores aceites y se adapten a nuestra zona, particularmente al cordón hortícola, que necesita hacer rotación de cultivos”.

Red de Cannabis y sus usos medicinales (RACME)

Impulsada y coordinada por la científica del CONICET Silvia Kochen

Realiza -desde el año 2020- un trabajo en conjunto con investigadores e investigadoras en materia de cannabis medicinal, que aborda en comisiones de trabajo los siguientes puntos: la cuestión de la producción; la reglamentación de la Ley 27350; la investigación clínica; la investigación básica; el control de calidad; y de cómo comunicar sobre cannabis derribando los prejuicios instalados alrededor de la planta.

ICIAGRO Litoral

El Instituto de Ciencias Agropecuarias del Litoral fue creado a fines del año 2018 por el trabajo conjunto de investigadores de CONICET y Docentes-Investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL, donde tiene su sede. Ocupa una posición estratégica por su influencia sobre una amplia región que abarca el centro-norte de Santa Fe, el este de Córdoba, el sureste de Santiago del Estero y sur de Chaco. 

Esta amplia zona contiene parte de las ecorregiones del Espinal Periestépico, Chaco Húmedo, Chaco Seco y del Delta e Islas del Paraná, y se caracteriza por la diversidad de sistemas productivos: agrícolas, agrícolaganaderos, ganaderos y silvo-pastoriles.

Contando con un equipo de 26 investigadores e investigadoras, 3 miembros de la carrera del personal de apoyo, 50 becarios y becarias y personal administrativo, el Instituto se aboca a generar conocimiento científico y aplicado en las diversas áreas disciplinares de las ciencias agropecuarias, promoviendo, además, la innovación productiva y organizacional en los sistemas agroalimentarios.

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Por CCT Santa Fe

CONICET

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